martes, 4 de marzo de 2014

Gas de esquisto: ¿ángel o demonio?



Los partidarios del gas de esquisto defienden su implantación, entre otras razones, por ser menos contaminante que el carbón durante su combustión. Los detractores exponen una extracción "sucia" y un discutible color verde respecto al carbón por la presencia de metano en su linea de producción. El metano contribuye al efecto invernadero con más intensidad que el CO2.

Entre los detractores está Achim Steiner, responsable del Programa Ambiental de la ONU (PNUMA) que ha manifestado que el gas de esquisto podría entorpecer los esfuerzos mundiales en combatir el cambio climático y aumentaría el riesgo de retrasar la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables. 

Steiner expresa su temor ante una disminución de la inversión en renovables y en la posibilidad de un retraso de 20 a 30 años en la transición hacia modelos de baja emisión de carbono y con una emisión cero real. En este caso el gas de esquisto se convertiría en un pasivo en la lucha contra el cambio climático en este siglo y contribuiría a la temperatura límite asociada a la catástrofe climática. 

"A veces tenemos que parar y dar un paso atrás  y preguntarnos si por disponer durante otros 20 años de una energía barata y sucia merece poner en peligro ecosistemas con millones de años de evolución ", comentó el jefe de PNUMA en el marco de una cumbre de alto nivel sobre los océanos que organizaba The EconomistNatural Geographic.

Los océanos están amenazados por la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático y Steiner dijo que había un creciente reconocimiento de los riesgos para la economía y el suministro mundial de alimentos.

Cerca de mil millones de personas - sobre todo en países en vías de desarrollo - dependen del pescado para su supervivencia.

Las poblaciones de peces se han reducido drásticamente en los últimos 50 años. Las zonas del océano que se presentan muertas como consecuencia de la escorrentía de contaminación agrícola e industrial, se están multiplicando. La química cambiante de los océanos, debido a las emisiones de dióxido de carbono, están afectando hasta a los arrecifes de coral.

Steiner reconoció que existía una creciente frustración ante el fracaso global para proteger los océanos.
"Si el océano fuera una empresa, y con este tipo de números, los inversores huirían de una empresa que se encontraría esencialmente en quiebra", comentó Steiner.





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