lunes, 13 de julio de 2015

La lucha contra el cambio climático devalúa inversiones en energía fósil




Central eléctrica de carbón de RWE Power en Neurath (Alemania). / INA FASSBENDER (REUTERS)





Publicado en El País
Por Manuel Planelles
12 de julio de 2015


La Agencia Internacional de la Energía cifra en 270.000 millones los activos que perderán valor hasta el año 2050


Las alertas del impacto de las medidas contra el cambio climático en las energías fósiles han saltado en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. En uno de sus últimos informes, la OCDE vaticina que “el endurecimiento de las políticas climáticas no solo tendrá un impacto en las decisiones de inversión futura, sino también en la rentabilidad de los activos existentes”. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha cifrado en 300.000 millones de dólares los activos en petróleo, gas y carbón que se devaluarán en las carteras de empresas e inversores en 2050 solo en el sector energético, si se cumple con el objetivo internacional de reducir las emisiones de CO2 para limitar el aumento de la temperatura global a dos grados.

“El endurecimiento de las políticas de clima tendrá un impacto en la rentabilidad de los activos existentes”, incide la OCDE en su estudio sobre la descarbonizaciónde la economía, publicado hace una semana. Durante la presentación del informe en Londres, Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, puso el foco en el carbón, cuyo uso para producir electricidad se ha incrementado en las principales potencias económicas desde 2009. “Algunos activos basados en el carbón no podrán completar su vida económica”, alertó Gurría.

“Cabe preguntarse si la generación de energía a partir de carbón sin captura y almacenamiento de carbono constituye actualmente una elección racional”, añadió el responsable de la OCDE sobre un sector en el que trabajan alrededor de siete millones de personas en el mundo. La AIE, en la misma dirección que Gurría, apuntó hace unas semanas a la necesidad de “reducir el uso de las centrales de carbón menos eficientes y prohibir su construcción”.

Carbon Tracker —un grupo de analistas expertos en finanzas, energía y clima— lleva años siguiéndole la pista a lo que llaman la “burbuja de carbono”. Anthony Hobley, consejero delegado de esta organización, afirma que se está creando “una tormenta perfecta” y a apunta como elemento fundamental a “la acción de los gobiernos a través de las leyes y la política climática” para frenar el calentamiento.

El carbón, el más golpeado

A finales de año, París acogerá la cumbre mundial del clima y se espera que salga de ahí el nuevo protocolo que sustituirá a Kioto. Esta vez el objetivo es que todos los países se comprometan a reducir sus emisiones de CO2 a partir de 2020. Las principales fuentes son el carbón, el gas y el petróleo (las dos primeras en la producción de energía y la tercera en transporte). Cuatro de las seis primeras potencias emisoras de CO2 —China, EE UU, la UE y Rusia— han presentado sus compromisos de reducción ante la ONU. Faltan India y Japón.

Aunque varias organizaciones y expertos internacionales han alertado de que la hoja de ruta que proponen los distintos Gobiernos no es suficiente para limitar el aumento de la temperatura a dos grados a final de siglo —el umbral fijado por los científicos para evitar daños devastadores en el planeta— lo cierto es que las medidas de mitigación tendrán impactos en el sector de las energías fósiles, según distintos informes de la OCDE, la AIE y la ONU.



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