domingo, 24 de septiembre de 2017

El “fracking” sobrevive con respiración asistida










Publicado en 20.minutos.es /Blog
Por Manuel Peinado Lorca, Universidad de Alcalá, Madrid.
20 de septiembre de 2017



Mientras que los principales medios de comunicación continúan propagando que el avance tecnológico traerá consigo suministros de combustibles fósiles cada vez más abundantes, la industria se automedica para mantenerse viva. La disminución de las reservas de petróleo y de las inversiones en el sector, y el aumento de los costes financieros asociados a la explotación, son los factores que están diezmando la que parecía ser una inagotable mina de oro negro. La burbuja comenzó a desinflarse en 2014 y sigue haciéndolo.

El consumo mundial de petróleo en 2016 fue de 25,1 miles de millones de barriles (KMB; Figura 1). Ese año, la industria petrolífera mundial sólo descubrió 2,4 KMB de petróleo convencional, menos de la tercera parte de los descubrimientos medios en quince años (9 KMB). El petróleo convencional es el más rentable, y su tasa de retorno energético TRE es mucho mayor que la de los crudos “no convencionales” como los que se obtienen offshore, de las arenas asfálticas, del chapapote venezolano o mediante fracking. Hay una buena razón para el aprovechamiento reciente de estas fuentes. Por decirlo brevemente, estamos rebañando el fondo del tarro de miel: eso es todo lo que nos queda del barril global.

Figura 1: consumo y descubrimientos de petróleo convencional en 2016 (Agencia Internacional de la Energía (2017).


Ahora, para poner el gráfico anterior en perspectiva, en la Figura 2 aparecen los descubrimientos globales anuales de petróleo convencional desde 1947. Se puede observar que los 2,4 KMB descubiertos en 2016 son apenas una charca cuando se comparan con los años gloriosos de la industria, y más si consideramos que desde el año 2000 el mundo ha estado consumiendo anualmente unos 25,5 KMB de petróleo convencional.

Figura 2. Descubrimientos globales anuales de petróleo convencional desde 1947 ( Bloomberg, 2017) 


Como podemos deducir de esa figura, durante bastante tiempo no reemplazamos lo que consumimos. Excepto en 2000 (cuando se produjeron 35 KMB), todos los años la producción ha sido inferior a los 25 KMB. Eso quiere decir, básicamente, que la industria petrolera global ha estado sobreviviendo gracias a su cartilla de ahorros, es decir, al petróleo encontrado en años anteriores.

Mientras tanto, el volumen de recursos convencionales aprobado en 2016 cayó hasta los 4,7 KMB, un tercio menos que el año anterior y llegó a su nivel mínimo desde la década de 1940 (Figura 3). Esa caída en picado es consecuencia de que muchos inversores tradicionales del sector están retirando sus fondos de un negocio inseguro debido a los bajos precios del petróleo, a la disminución de las reservas probadas (Figura 4) y a la desconfianza hacia un negocio que está alterando el equilibrio climático global y muestra signos claros de derrumbe para quien quiera verlos.

Figura 3. Recursos de crudo convencional descubiertos y aprobados en el Siglo XXI (Agencia Internacional de la Energía, 2017).


Los informes anuales de las 67 compañías petroleras que cotizan en la Bolsa de Estados Unidos y que, por lo tanto, están obligadas todos los años a comunicar oficialmente sus reservas probadas a la Comisión del Mercado de Valores (SEC), muestran que las reservas de líquidos del petróleo disminuyeron en 2016 por segundo año consecutivo. La disminución se concentró sobre todo en unas cuantas empresas que redujeron sus reservas estimadas de arenas asfálticas canadienses. En conjunto, su producción global de petróleo crudo y otros líquidos promedió 24 MB/día durante 2016, alrededor del 25% del total mundial. Las reservas probadas de esas compañías disminuyeron desde los 116 KMB en 2014 a 100 KMB en 2016. (Figura 4)….



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